Mentes diversas, mentes brillantes: altas capacidades y neurodivergencias

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Talentos incomprendidos y doble excepcionalidad

“Es peculiar, pero es un genio”. ¿Cuántas veces habremos oído esta frase en una conversación? Por alguna razón, nos damos cuenta de que cuando una persona presenta rasgos de brillantez suele ser además, algo “diferente” a la norma. 

¿Pero en qué consiste esa peculiaridad? Y aquí es donde entra la llamada “doble excepcionalidad”. Sí, es un “palabro” un poco complicado, pero que hace referencia a una importante realidad en la sociedad, y es que una gran cantidad de personas con altas capacidades intelectuales presentan a la vez una neurodivergencia (autismo, TDAH, dislexia, etc.). 

De hecho, y aunque todavía queda mucho por descubrir en el conocimiento del cerebro, estudios científicos demuestran que hasta un 25% de personas con altas capacidades presentan alguna neurodivergencia. Incluso, hay varios estudios que suben la cifra hasta el 75%

Además, y aunque no trataremos de ello en este artículo, existe la llamada “triple excepcionalidad” (3e), que ocurre cuando además de tener una doble excepcionalidad, se sufre opresión y/o discriminación en el entorno. Esta tercera variable que se suma ya no es un análisis clínico, como podéis ver. 

También es interesante mencionar que tanto cuando se da una doble excepcionalidad como cuando se dan varias neurodivergencias a la vez, los expertos lo han denominado “excepcionalidad múltiple” (EM), como vemos, un paraguas para la concurrencia de varias neurodivergencias. 

 

Empecemos por entender qué son las altas capacidades 

Antes de ahondar en el concepto de la doble excepcionalidad, debemos tener claro lo que es la alta capacidad intelectual (ACI). Las altas capacidades son un conjunto de habilidades cognitivas significativamente superiores al promedio, que permiten a una persona: 

  • Aprender con rapidez
  • Pensar de forma abstracta
  • Resolver problemas complejos
  • Mostrar creatividad o talento excepcional en una o más áreas (intelectual, artística, académica, etc.).

¿Y no tienen que ver con el coeficiente intelectual? Pues tradicionalmente, sí se asociaban las altas capacidades con un CI superior a 130, pero hoy se reconoce que este valor no refleja todo el potencial de una persona, ya que no mide aspectos como la creatividad, el talento artístico, las habilidades sociales o la motivación

Además, algunos niños con altas capacidades pueden no alcanzar ese umbral por factores como ansiedad, dislexia, TDAH o autismo, lo que nos lleva otra vez a las dobles excepcionalidades de las que hablaremos ahora, que a veces complican el diagnóstico.

 

Explícame bien eso de la doble excepcionalidad 

Como hemos  visto, en la conjunción entre alta capacidad y neurodivergencia nos encontramos la doble excepcionalidad, llamada “2e” de manera abreviada. Y ahondando más en el conocimiento de esta condición, dimos con el estupendo blog de Bea Sánchez, especialista en altas capacidades y neurodivergencias, que define cada concepto a la perfección y de forma muy entendible. 

Así, según ella expone en este artículo, “podemos tener una doble excepcionalidad si: 

  • Existe, además de una alta capacidad intelectual, una discapacidad física, visible o invisible.
  • Existe, además de una alta capacidad intelectual, otra neurodivergencia concurrente: autismo, TDAH, dislexia, disgrafía, discalculia, TOC, Tourette, bipolaridad, esquizofrenia, epilepsia, desorden de procesamiento sensorial, TLP, TID, etc.
  • Existe, además de una alta capacidad intelectual, un desafío adquirido y/o temporal de salud mental: trauma, ansiedad crónica, TCA, desafíos de conducta, etc”.

Además de la explicación clara de varios conceptos, nos ha parecido muy interesante la distinción personal y única que Bea Sánchez realiza entre neurodivergencias primarias y secundarias. 

Entre todas las neurodivergencias, ella considera al TEA (autismo) y al TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad) como “neurodivergencias primarias”, ya que piensa que todas las personas tienen algún rasgo de una o de la otra, o de las dos (personas hipersensibles y creadoras de sistemas sólidos frente a personas lanzadas y creadoras de algo nuevo). Esto va en la línea de hablar de espectros y de no etiquetar y de la idea de que los neurotípicos no existen, que es probablemente a lo que iremos en el futuro. 

Y verdaderamente pensamos que sí, estas dos condiciones nos pueden servir muy bien como reflejo de la sociedad, como lo pudieran servir otros. Son entelequias que funcionan muy bien para entendernos. Además, el análisis del TEA y el TDAH será una parte importante de este blog

Finalmente, nos encanta terminar con la frase de la especialista “Las personas que nos han dado aportaciones extraordinarias no tenían únicamente altas capacidades, sino que habitaban más espectros. No conozco personas extraordinarias que habiten exclusivamente el espectro de la alta capacidad”, ya que va muy en la línea de la filosofía de este blog y del título de nuestro artículo, “mentes diversas, mentes brillantes”

 

Doble excepcionalidad con TEA (autismo) y/o TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) 

Si bien en este blog está abierto a explorar las diferentes dobles excepcionalidades y sus neurodivergencias, nos vamos a centrar especialmente en el TEA (autismo) y/o TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad), porque como vimos, nos sirven de marco general para entender muchas cosas, porque hemos detectado que son condiciones que se detectan cada vez más en los colegios con o sin altas capacidades, y además, porque especializarse siempre es bueno y el que mucho abarca poco aprieta. 🙂  

Así que comencemos explicando qué es el TEA y qué es el TDAH. 

El TEA (Trastorno del Espectro Autista) es una condición del neurodesarrollo (se da durante el desarrollo del feto) que incide en la comunicación social, la interacción con los demás y las formas de razonamiento y comportamiento. Se manifiesta en una amplia variedad de formas (de ahí el término “espectro”), que van desde personas no verbales con dificultades cognitivas hasta personas con altas capacidades intelectuales. Algunas características comunes incluyen el entendimiento de las normas sociales de formas diferentes, intereses muy específicos, rutinas y respuestas sensoriales distintas (hiper o hiposensibilidad a sonidos, luces, texturas, etc.).

El TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad) también es una condición del desarrollo neurológico, y se caracteriza por dificultades en la atención sostenida, el control de impulsos y/o el nivel de actividad física. Existen tres tipos principales: predominantemente inatento -TDA- (dificultad para concentrarse, seguir instrucciones o terminar tareas), predominantemente -TDH- hiperactivo-impulsivo (inquietud constante, habla excesiva, impulsividad) y combinado -TDAH- (ambas características a la vez). El TDAH puede afectar el rendimiento académico, la autoestima y las relaciones sociales si no se detecta y gestiona adecuadamente.

Respecto a la combinación de altas capacidades con autismo, en el sitio de divulgación científica sobre autismo, Embrace Autism, presentan fuentes contrastadas de que “algunos autistas obtienen puntuaciones muy altas en los tests de inteligencia, y se ha detectado una mayor prevalencia de personas con un CI superior a 140 (nivel de superdotación/genio) entre los autistas. De hecho, se ha encontrado una relación entre el autismo, la inteligencia elevada, y la superdotación. En consecuencia, algunos llegaron a denominar al autismo «condición de la inteligencia elevada». Las tasas estimadas de superdotación intelectual en niños autistas son del 0,7-2%, frente a hasta el 1% en el público en general.

La relación entre el TDAH y las altas capacidades es realmente paradójica, al igual que pasa con otras neurodivergencias como la dislexia, ya que puedes tener a un verdadero genio en el colegio, que por su TDAH pase desapercibido, o incluso se lo considere de bajo rendimiento. Y este es el caso de grandes genios de la historia, como Einstein, que sacaban muy malas notas y no se adaptaron a la escuela y luego hicieron grandes aportaciones a la humanidad. 

El porcentaje de personas que presentan tanto Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) como altas capacidades intelectuales varía según los estudios y criterios diagnósticos utilizados, pero se estima que entre un 2% y un 10% de los niños con altas capacidades también presentan TDAH. A la inversa, entre un 5% y un 15% de los niños con TDAH podrían tener altas capacidades, aunque esta cifra puede estar subestimada debido a la dificultad diagnóstica que plantea esta doble excepcionalidad.

Una cosa muy curiosa que ocurre con estas dos neurodivergencias, TEA y TDAH, es que es muy común que se presenten juntas. Estudios muestran que en personas con altas capacidades y TDAH, un porcentaje significativo también puede tener diagnóstico de autismo, aunque las cifras varían según los estudios. Se estima que entre el 28% y el 70% de las personas con TEA también presentan síntomas de TDAH. Además, algunos estudios sugieren que entre el 40% y el 45% de los niños con autismo también muestran rasgos de TDAH

 

Cuanto más inteligentes, más peculiares

Un aspecto que nos ha parecido muy interesante, es que parece que cuanto mayor es el coeficiente intelectual, mayor es la predisposición a desarrollar una neurodivergencia. Se estima que a partir de un CI por encima de 145-150, aumentan los casos de perfiles de doble excepcionalidad donde se ven: habilidades sociales o emocionales diferentes, intensidades cognitivas o emocionales elevadas (overexcitabilities) y/o procesamiento atípico de la información.

¿Pero y si estas condiciones “diferentes”, esta intensidad, este pensamiento atípico fueran la clave de muchos de los grandes descubrimientos de la humanidad o de las mayores expresiones artísticas? Y si observar las cosas desde otro ángulo, o con mayor sensibilidad, o con sentidos diferentes fuera la clave al acceso a verdades ocultas que desconocíamos? Como citábamos más arriba a Bea Sánchez, que no conocía a personas excepcionales de la historia que no hubieran tenido neurodivergencias.